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Piezas de desgaste, ¿cómo optimizar su vida útil?

Las piezas de desgaste son las que usualmente están propensas a sufrir modificaciones en sus dimensiones y rendimiento debido a que, justamente, su trabajo continuo con el equipo las va modificando. Conversamos con Mauricio Klinger, jefe de servicio de Mecafinn, para conocer las recomendaciones de uso y prevención que permitan extender la vida útil y realizar un recambio a tiempo, evitando imprevistos.

Principalmente es importante diferenciar en tres tipos de piezas de desgaste que podemos agrupar de esta manera:

  1. Piezas expuestas
  2. Piezas no expuestas
  3. Piezas de rodadura
1. Las primeras, las piezas expuestas. Son las que trabajan directamente con el material sin protección ni fluidos de lubricación. Por ejemplo, las herramientas de corte o de trabajo que van en los implementos de los diferentes equipos para distintas aplicaciones (dientes de balde, cuchillas, puntas de martillo, cantoneras, puntas de fresas, puntas de ripper, etc.). En este caso, su duración está directamente relacionada con la correcta elección del material con el que vamos a trabajar, como para evitar abusos de operación.

¿Cuándo debemos reemplazarla este tipo de piezas?
En algunos casos, las piezas presentan un patrón que indica límite de uso. También el porcentaje de pérdida de espesor es una advertencia en otro tipo de piezas. En todo caso, lo que es fundamental es evitar llegar a un desgaste excesivo que ponga en riesgo la integridad de los porta herramienta, porque cuando se estropean los portadores, la reparación es mucho más costosa.

2.Las piezas no expuestas. Son las que están protegidas por algún lubricante que disminuye el coeficiente de fricción en el material. Se trata frecuentemente de articulaciones como pernos y bujes, en los cuales la duración tiene que ver con el correcto mantenimiento preventivo.

En este grupo de piezas, mientras se respete el protocolo de mantenimiento y nos aseguremos de que los pernos y los bujes tengan la película de lubricante necesaria, las articulaciones no sufrirán daños.

¿Cuándo debemos reemplazarlos?

Cuando se advierta en el equipo algún juego axial o radial con ruidos, golpes, o movimientos anormales; todos estos indicadores de que los pernos o los bujes ya no están en buen estado.

¡Es importante frenar el uso ante estos síntomas, porque expones al equipo a roturas de pernos, cilindros, implementos o alojamientos de los bujes, generando una reparación más cara!

EL DATO: ¡No olvides repasar frecuentemente con tu equipo las buenas prácticas de operación, un factor fundamental para extender la vida útil de cualquier pieza de desgaste!

3.Las piezas de rodadura. Son todas las que estén afectadas al movimiento de traslación y experimentan la llamada “fatiga del desplazamiento”. Estamos hablando, claro, de las cubiertas de caucho y los rolos inferiores y superiores, ruedas guía, segmentos, zapatas y cadenas (en el caso de los equipos con oruga). Su duración está directamente relacionada con la correcta operación y con el terreno donde se traslade la máquina.

¿Cuándo debemos reemplazarlos?

En el caso de las cubiertas, cuando el patrón de los tacos llegue al testigo de desgaste o el taco de la cubierta este llegando al radio primitivo de la cubierta. En el caso de los rolos y ruedas guía, observando el porcentaje de pérdida de diámetro (podemos utilizarlos de manera segura hasta alcanzar un 75% de desgaste). Los segmentos se reemplazan cuando la pared del diente tuvo un desgaste máximo del 90%. Las zapatas también admiten un desgaste de hasta 75%.

En las cadenas es por estiramiento o deformación de la pisada (cada fabricante tiene sus especificaciones de durabilidad y es conveniente consultar el manual de operación para corroborar hasta dónde se recomienda dar uso)

Algo básico que de todas formas es CLAVE: la importancia de evitar maniobras innecesarias, velocidades excesivas y patinaje en el terreno. ¡Todo colabora en la extensión o no de la vida útil de las piezas! Además, en el caso de las cubiertas, utilizar cadenas de protección y chequear la correcta presión de aire, especialmente si el terreno es muy abrasivo; y, finalmente, controlar la correcta tensión de la cadena y ancho de zapa en el caso de las orugas.

Cada pequeño acto de prevención mejora el rendimiento y evita contratiempos. ¡Sigamos sumando buenas prácticas a las operaciones de todos los días!

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